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Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ No sueñes tu vida... vive tu sueño Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

domingo, 26 de febrero de 2012

ф☥ф TIEMPO DE CUARESMA ф☥ф


-CAMBIA EL AMBIENTE: EMPIEZA EL CAMINO CUARESMAL DE LA PASCUA
Todo debe apuntar hoy al inicio de la Cuaresma como camino hacia la Pascua. Los varios elementos clásicos en esta ambientación -que trataremos de nuevo el domingo próximo- deben estar ya presentes desde hoy: el color morado, la ausencia de las flores y del aleluya, el repertorio propio de cantos...
Al comienzo de la celebración se omite el acto penitencial: se reza o canta, por tanto, el Señor ten piedad, sin intenciones.
Y cosas que si siempre son importantes, lo son más todavía cuando se inicia un tiempo con significado más intenso: proclamar de un modo más expresivo y cuidado las lecturas del día, cantar el salmo responsorial, al menos su antífona entre las varias estrofas, y hacer una breve homilía, ayudando a entrar en el clima de la Cuaresma. La Plegaria puede ser una de las de Reconciliación.

-LA CENIZA, UN GESTO QUE PUEDE SER EXPRESIVO
El gesto simbólico propio de este día es uno de los que ha calado en la comunidad cristiana, y puede resultar muy pedagógico si se hace con autenticidad, sin precipitación; con sobriedad, pero expresivamente. Como ya ha resonado y se ha comentado la Palabra de Dios, la imposición de la ceniza comunica con facilidad su mensaje de humildad y de conversión.
El sacerdote se impone primero él mismo la ceniza en la cabeza -o se la impone el diácono u otro concelebrante, si lo hay- porque también él, hombre débil, necesita convertirse a la Pascua del Señor. Luego la impone sobre la cabeza de los fieles, tal vez en forma de una pequeña señal de la cruz. Si parece más fácil, se podría imponer en la frente, por ejemplo a las religiosas con velo. Es bueno que vaya diciendo en voz clara las dos fórmulas alternativamente, de modo que cada fiel oiga la que se le dice a él y también la del anterior o la del siguiente.
Si no va a resultar complicado, se podría introducir una manera nueva de realizar el gesto.
Una fórmula apunta a la conversión al Evangelio: «Convertíos y creed el Evangelio» (que parecería más propio que se dijera en singular, como la otra es más interpelante). Mientras que la otra alude a nuestra caducidad humana: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». Ahora bien, parece que sería más educador acompañar estas palabras con dos gestos complementarios: el sacerdote impone la ceniza a cada fiel, diciendo la fórmula de la ceniza y el polvo, y a continuación el fiel pasa a otro ministro que está al lado y que le ofrece el evangelio a besar, mientras pronuncia sobre él la fórmula que habla del evangelio. No creo que complique mucho el rito, y podría resultar más expresivo de la doble dimensión de la Cuaresma. Ya se ha experimentado con éxito en algunas comunidades, tanto parroquiales como más homogéneas y reducidas.

-LA CONVERSIÓN Y SUS OBRAS
Las tres lecturas de hoy expresan con claridad el programa de conversión que Dios quiere de nosotros en la Cuaresma: convertíos y creed el Evangelio; convertíos a mí de todo corazón; misericordia, Señor, porque hemos pecado; dejaos reconciliar con Dios; Dios es compasivo y misericordioso...
Cada uno de nosotros, y la comunidad, y la sociedad entera, necesita oír esta llamada urgente al cambio pascual, porque todos somos débiles y pecadores, y porque sin darnos cuenta vamos siendo vencidos por la dejadez y los criterios de este mundo, que no son precisamente los de Cristo.
Es bueno que en la homilía se haga notar la triple dirección de esta conversión que apunta el evangelio:
a) la apertura a los demás: con la obra clásica cuaresmal de la limosna, que es ante todo caridad, comprensión, amabilidad, perdón, aunque también limosna a los más necesitados de cerca o de lejos,
b) la apertura a Dios, que es escucha de la Palabra, oración personal y familiar, participación más activa y frecuente en la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación,
c) y el ayuno, que es autocontrol, búsqueda de un equilibrio en nuestra escala de valores, renuncia a cosas superfluas, sobre todo si su fruto redunda en ayuda a los más necesitados.
Las tres direcciones, que son como el resumen de la vida y la enseñanza de Cristo, nos ayudan a reorientar nuestra vida en clave pascual.
J. ALDAZABAL
MISA DOMINICAL 1993, nº 3

martes, 21 de febrero de 2012

♪♫♪ ☆˚ ¯ `•. ¸ ¸.☆.¸*╰ ☆ ╮♪♫♪ El Carnaval ♪♫♪ ╮☆*╰¸¸.• ` ¯˚☆♪♫♪


EL  CARNAVAL

El Carnaval es una fiesta movible entre los meses de febrero y marzo. El nombre de la palabra viene del latín carnen levare, que significa «quitar la carne», es por eso que se dice que las fiestas carnestolendas son las fiestas de la carne. Esta celebración es de origen muy antiguo; mucho antes de la era cristiana existe referencia de su celebración en las diferentes culturas europeas.
En Roma se celebraba con el nombre de saturnalia y estaba relacionada con el comienzo de la primavera. Con la instauración del cristianismo en Europa y la imposición de la cuaresma, período que comienza a contarse a partir del Miércoles de Ceniza, la festividad del Carnaval se colocó en los tres días anteriores a esta fecha en los que el pueblo se entregaba a todos los placeres que debía renunciar al iniciarse la cuaresma.
Para la edad media, estas festividades habían alcanzado gran popularidad en Francia, Alemania, España y sobre todo Italia, como el Carnaval de Venecia, que ha mantenido su fama desde la Edad Media hasta nuestros días.
En la actualidad, en Europa son famosos los carnavales de Venecia; Niza, en Francia; Baviera, en Alemania y los de Santa Cruz de Tenerife en las Islas Canarias. En América tienen gran renombre los de Nueva Orleans- Estados Unidos; los de Río de Janeiro- Brasil y los de Aruba- Antillas Holandesas.
En Venezuela la tradición llegó junto con la conquista y se practicaba la costumbre de jugar con agua y todo tipo de sustancias como huevos, azulillo, etc. Con la llegada del Obispo Diez Madroñero a Caracas, en el siglo XVIII, los carnavales se convirtieron en tres días de rezos, rosarios y procesiones, por considerar el Obispo que eran fiestas pecaminosas.
Al arribar el Intendente José Abalos, volvió nuevamente el carnaval a Caracas, aunque de forma más refinada, celebrándose con comparsas, carrozas, arroz y confites, dejándole a los esclavos y a la plebe los juegos con agua y sustancias nocivas.
Así llegó al siglo XX la tradición en Venezuela con carrozas, disfraces, bailes populares y en salones refinados. A mediados de los años cincuenta y hasta finales de los sesenta, apareció un nuevo elemento: las famosas «negritas», quienes escondían la identidad en el disfraz para disfrutar sin complejos de la festividad.
En la actualidad, casi está a punto de desaparecer esta tradición, sobre todo en la capital, pues no es de obligación el asueto, y los que no trabajan salen fuera de la ciudad. Son famosos en Venezuela los Carnavales de El Callao, en el Estado Bolívar, donde la inmigración antillana agregó al Calipso elementos como el cuatro y maracas, y al compás del Ambakaila de la Negra Isidora (ya fallecida) han mantenido la tradición.