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Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ No sueñes tu vida... vive tu sueño Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

lunes, 31 de octubre de 2011

전화 La última llamada 전화


전화 La última llamada 전화

Desde hacía ya cuatro días, a la misma hora invariablemente, recibíamos una llamada. Exactamente a las 4 de la mañana, el teléfono no dejaba de sonar hasta que mi esposa o yo contestábamos y cuando lo hacíamos sólo lográbamos escuchar una respiración, una respiración cansada, que se ahogaba en sí misma, como si se tratara de alguien que está exhausto o a punto de desfallecer.
Estábamos muy nerviosos, francamente preocupados, al principio creímos que se trataba de una broma, pero ya era demasiado. La quinta noche no dormí en lo absoluto, permanecí inmóvil frente al teléfono esperando que el timbre sonara de nuevo. Había comprado un identificador de llamadas, por fin sabría quien me estaba jugando esta mala pasada. Mi esposa no quiso esperar y se fue dormir sin lograr convencerme de hacer lo mismo.

Llegó el momento, el reloj marcó las 4:00 horas, mi esposa seguía dormida y en el identificador pude ver el número 5-5-2-5-7-8-8-3. ¡Esto no es posible! pensé, es mi número telefónico el que aparece en el display, seguramente estaba mal configurado el aparato, lo revisé como intentando reparar algún desperfecto que no existía. El timbre del teléfono no dejaba se sonar. El sonido empezó a molestarme, comencé a sentir miedo, mejor dicho un terror indescriptible se empezó a apoderar de mí, intenté contestar pero no pude, algo me lo impedía, las manos me comenzaron a sudar copiosamente y mi cuerpo se estremeció como si algo malo me fuera a pasar si descolgaba el auricular, mi garganta estaba tan seca que no podía tragar saliva.

Salí corriendo del apartamento, no podía permanecer un momento más ahí, no pensé en mi esposa, no pensé en nadie sólo en alejarme, en huir. Sabía que iba por mí, sabía que yo era el blanco de sus intenciones, cualquiera que fueran éstas. Sentía que estaba tras mi espalda y podía escuchar la respiración, esa maldita respiración, que no dejaba de resoplar, que me atormentaba en todo momento, casi podía sentirla en mi rostro. Tengo que escapar, me decía, tengo que escapar, ¡ya no lo soporto!.
Me sentía muy exaltado, mi pulso se aceleraba a cada instante, casi no podía respirar, me estoy híper ventilando, pensé, mis piernas no respondían a las órdenes que mi cerebro intentaba darles. Desesperadamente pasé como pude por el parque, de pronto me detuve, sabía que tenía que hacer esa llamada, debía avisarle, ponerla sobre alerta y explicarle el gran peligro que corría.
Empezaba a salir el sol, no sé cuánto tiempo estuve corriendo, el alumbrado público se iba apagando poco a poco, sentí una sensación de angustia terrible. ¡Maldita sea!, no traía conmigo una tarjeta telefónica, de cualquier modo me acerqué a un teléfono público, por fortuna era de monedas pero muy diferente, descolgué la bocina, todo era rectangular, de color negro con rojo, no entendía nada, coloqué algunas monedas y comencé a marcar el número, ¡no puede ser!, susurré, en el teclado numérico no estaba el número cuatro, no es que se lo hubieran quitado algún vándalo, simplemente no estaba, nunca existió, quise alejarme de aquel artefacto pero algo me decía que era la única oportunidad que tenía de comunicarme con ella, debía avisarle, debía decirle que después de mi llamada no contestara el teléfono y que saliera lo más pronto posible de aquel lugar, intenté relajarme, mientras marcaba mi número telefónico vinieron a mi mente escenas perturbadoras estaba seguro de que a mi esposa le podía ocurrir cualquier cosa, sonaron dos tonos, descolgaron el auricular, quise decirle que huyera, que no se detuviera hasta estar segura, pero de mi boca sólo salió una respiración entrecortada, una respiración agitada y ahogada en sí misma mientras escuchaba por el altavoz un grito desgarrador que me paralizó por completo.
Por Bruno Tenorio

martes, 11 de octubre de 2011

우정 ۞ AMIGAS PARA SIEMPRE ۞ 우정


우정 ۞ AMIGAS PARA SIEMPRE ۞ 우정

Año 1982. Alicia y Sara eran dos chicas, ambas de 15 años, e íntimas amigas desde la más tierna infancia. Vivían en el mismo barrio, estudiaban en el mismo instituto, iban a la misma clase... en fin, eran inseparables. Sin embargo, tenían caracteres muy diferentes. Alicia era alegre y extrovertida, mientras que Sara era muy tímida y callada.

Cierto día, Sara le propuso a Alicia:
- ¿Por qué no hacemos un juramento de sangre?
- ¿Qué?
- Mira, por si algún día perdemos el contacto, juramos que la que muera antes de nosotras dos, irá a avisar a la otra.
- Qué tontería, Sara, nosotras siempre estaremos juntas.

Ante la insistencia de Sara, y entre asombrada y divertida, Alicia al final aceptó la propuesta. Ambas se practicaron un corte con una navaja en el dedo índice de la mano derecha, y sellaron el pacto a la luz de unas velas.

Pasaron los años. Alicia había terminado sus estudios de derecho, tenía un buen trabajo, una casa preciosa y un marido y un hijo maravillosos. Hacía mucho que no veía a Sara, la amiga de su juventud, aunque a veces se acordaba de ella cuando se veía la cicatriz de su dedo índice. Al final, la vida les había llevado por caminos distintos y no habían vuelto a verse desde que acabaron el instituto.

Una noche, Alicia tuvo una horrible pesadilla: iba conduciendo, cuando de repente un camión invadía su carril y chocaba con su coche. Se despertó empapada en sudor, y justo en ese momento, oyó llamar al timbre de la casa. Eran las 3 de la madrugada. Miró a su marido, que dormía profundamente a su lado, en ese momento, el timbre volvió a sonar con insistencia. Maldiciendo por lo bajo y preguntándose quién podría ser a esas horas, Alicia se levantó y fue a abrir la puerta.

Cuando abrió la puerta y vio a la mujer que estaba en el porche, abrió la boca, totalmente anonadada. Aunque había cambiado bastante, la reconoció enseguida. Allí, terriblemente pálida, ojerosa y con una enorme herida sangrante en la cabeza, estaba su antigua amiga Sara.

- ¡Por Dios, Sara! ¿Qué te ha ocurrido? Entra, te curaré esa herida.
- ¡Cuánto tiempo sin vernos!
Sara no se movió de donde estaba.
- He venido a cumplir mi promesa, Alicia. He muerto y vengo a decírtelo.
Alicia se quedó sin habla.
- Ya que la vida nos ha separado, estaremos juntas en la muerte. Te estaré esperando...- dijo Sara levantando el dedo índice. Acto seguido, desapareció.

Alicia empezó a notar un dolor persistente en su propio dedo índice, al mirárselo descubrió que lo tenía empapado en sangre, como si se le hubiera vuelto a abrir el corte que se hiciera años atrás... Lanzó un alarido estremecedor y cayó desvanecida al suelo.

Al día siguiente, despertó en su cama y pensó que todo había sido un mal sueño. Encendió el televisor para desayunar, y lo que vio la dejó helada: la noche anterior, a las 3 de la madrugada, había habido un accidente de tráfico: un camión había chocado con un coche, y la conductora del mismo había fallecido en el acto.

A partir de aquél día, su vida se convirtió en un auténtico infierno. No comía, se olvidaba de recoger a su hijo en el colegio, no rendía en el trabajo... Y todas las noches tenía el mismo sueño, en el cual oía llamar a la puerta, y al abrir veía a Sara levantando el dedo índice y diciendo "te estaré esperando", tras lo cual siempre se despertaba con un dolor insoportable en su dedo lleno de sangre.

Su marido no entendía lo que le estaba pasando, los médicos no encontraban ninguna explicación, y finalmente internaron a Alicia en un psiquiátrico.

Allí no hizo sino empeorar, ahora en sus pesadillas veía a Sara junto a su cama.

Una noche, un celador del psiquiátrico oyó un espantoso ruido de cristales rotos que provenía de la habitación de Alicia.

Al entrar en la habitación vio que la ventana estaba rota, se asomó y vio a Alicia tirada sobre la acera en medio de un charco de sangre. Tenía una gran herida en la cabeza y a su lado, en el pavimento, alguien había escrito con su sangre: "AMIGAS PARA SIEMPRE".

Desconozco el autor de este Creepypasta.!

 

sábado, 1 de octubre de 2011

عناق Abrazos, abrazos y abrazos عناق

Un abrazo es un regalo maravilloso para compartir.
Un abrazo es energía de amor y mucho más…

Un abrazo es un regalo maravilloso para compartir. Una manera de demostrar a otro que le amamos.
Hay un abrazo que es hermoso dar… cuando otro necesita nuestro apoyo.
El abrazo es un lugar done sentirse seguro y acobijarse… da ánimo a un corazón triste.
Es una expresión del amor de nuestro corazón, para aquellos que deseamos no separarnos nunca.
Un abrazo es un saludo sin necesidad de palabras, para decir adiós cuando nos tenemos que ir.
Un abrazo se puede dar sin ninguna razón… pueden ser grandes o pequeños.
Nunca somos demasiado viejos, para recibirlos… ni para sentir la inmensa alegría que nos produce.
Un abrazo es libre y gratuito.
Un abrazo es una forma de compartir alegrías. Un simple abrazo nos estremece el corazón.
El abrazo es algo grandioso. Es la manera perfecta para demostrar el amor que sentimos cuando no conseguimos la palabra justa.
Un abrazo es energía de amor.!


Miguel Ángel Darshan .-